Elucubrando tácticas, con el objeto de regresarte a mí, incesante deseo de posesión, del transe que acaece cuando así te apareces, con un poético gesto de llamado, el cual me lleva a aferrarme de ti sin dilación, ni más preámbulo, a aceptarte casi con devoción.
Eres tan mío como la sonata más apacible, más me vuelves intranquila, cuando no has de volverte elixir en mis venas, dueño de mi mente, cada vocablo, cada palabra que he de osar proferir, no mediante mi voz, sino, de la tinta.
Pues cuando no me honras con tu presencia, caigo en un foso, un sombrío sitio donde las sílabas cuentan con una cadencia tan larga, como los momentos de creación se vuelven, extensos e infructuosos, solo un lánguido reflejo, apenas si perceptible, de lo que tú logras cuando me acompañas.
Como una musa silente, sin nombre, sin rostro, cuando he de llamarte con locura, desenfreno, una necesidad abrumadora, de sentir la magia de tu roce, de que poses tu mano imperceptible sobre mí, y así indiques ya no el sendero, sino como encaminarme por él… y me concedes aquel deseo, es que reconozco, en las profundidades de mi mente, que he de necesitarte tantas veces como respiraciones requiera para sobrevivir.
Podría reducir el origen y porqué de la plegaria que he de dedicarle a la vida para que te presentes en el instante mismo en el que decido dedicarme a lo que tú conciernes, a un fundamento que acaece a todo lo que tocas… Y es que si jamás hubieras venido a mi encuentro, con certeza ante cualquier escrutinio afirmaría que me hallaría vacía.
Me dotas de voz cuando las cuerdas vocales no bastan, e imperas en esta facción de mi existir que no es más que uno de los escasos rostros de lo que me es esencial.
Me dotas de voz cuando las cuerdas vocales no bastan, e imperas en esta facción de mi existir que no es más que uno de los escasos rostros de lo que me es esencial.
Ya que mi esencia ha de componerse de un minúsculo cúmulo de cuestiones, en gravedad disímiles, entre las cuales pocas he de poder distinguir con verdadera claridad… Y el escribir, dentro de ellas, es la que en mi ser se halla en mayor medida manifiesta.
Y ahí es donde pasas a tomar el rol principal, de la mano de la autora: Eres la inspiración del ser creativo que habita en lo profundo de mi ser, arraigado por siempre a mi interior, que espera impasible a ser asistido, para comenzar el camino hacia la gloria del imaginario, infinito ente sin forma al cual sólo se es accesible de manera parcial... hasta que entre susurros deshaces sus barreras.